Lujos y mas lujos, se recargan los
restaurantes de diseño y se saturan, buscando más atrapar a los comensales por
los ojos que por el resto de los sentidos; diseñan toda su decoración primero
que diseñar la carta que los comensales están ansiosos por probar. Las
propuestas pierden el norte, los ojos y el bolsillo de los propietarios se
enfocan en hacer primero un derrotero de lo que va hacer el plan de mercadeo y
la decoración del sitio, a todo esto inversiones en el piso, en los colores, en
la vajilla, en los cubiertos y en el exterior, todo debe estar “muy bien
puestesito”.
La carta, queda en manos de un cocinero
que lo contratan para que se dedique a montarla, haciendo pruebas y
degustaciones para los dueños, estos, que apenas saben el nombre y por
supuesto, la fecha de apertura.
Cocina sin fundamentos, apoyada tal vez
en la moda o en el afán de invertir dinero, sin esencia y filosofía, imitando y
rescatando recetas de otras culturas que lo saben hacer mejor y que se han
especializado para esto.
Creo que en la cocina como en la vida
diaria, el ser humano permanentemente va en busca de la aprobación, aceptación
y el buen consentimiento de la sociedad, nunca siendo realmente “lo que se es”,
mostrándose de acuerdo a la situación. En nuestras cocinas sucede lo mismo,
nuestros cocineros andan mas preocupados por la composición visual del plato y
del restaurante, que por el sabor mismo. Esta es la reflexión de este articulo
ni mas, para que entendamos que en ambas caras todo nace desde adentro y finalmente
se exterioriza a través de nuestros sentidos, sin buscar ese Famoso Visto
Bueno. Todo lo que hacemos como cocineros para desarrollar un nuevo plato
contienen un conjunto de experiencias, conocimientos, creatividad, pasión y
sobre todo ese toque interior. Todo lo que se desarrolla sin preocupación o
expectativa, sin pretensión, les aseguro que es el mejor plato, sin tanta bulla.
La finalidad es hacer felices
a los demás. Sin perder nuestra esencia.
Desempolvemos entonces las sufridas cacerolas y
sartenes y pongamonos a cocinar de verdad, de forma natural, sostenible y
respetuosa con nuestras raíces, que nunca debimos haber dejado.
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