miércoles, 12 de marzo de 2014

MENOS LUJO MAS COCINA

Lujos y mas lujos, se recargan los restaurantes de diseño y se saturan, buscando más atrapar a los comensales por los ojos que por el resto de los sentidos; diseñan toda su decoración primero que diseñar la carta que los comensales están ansiosos por probar. Las propuestas pierden el norte, los ojos y el bolsillo de los propietarios se enfocan en hacer primero un derrotero de lo que va hacer el plan de mercadeo y la decoración del sitio, a todo esto inversiones en el piso, en los colores, en la vajilla, en los cubiertos y en el exterior, todo debe estar “muy bien puestesito”.
La carta, queda en manos de un cocinero que lo contratan para que se dedique a montarla, haciendo pruebas y degustaciones para los dueños, estos, que apenas saben el nombre y por supuesto, la fecha de apertura.
Cocina sin fundamentos, apoyada tal vez en la moda o en el afán de invertir dinero, sin esencia y filosofía, imitando y rescatando recetas de otras culturas que lo saben hacer mejor y que se han especializado para esto.
Creo que en la cocina como en la vida diaria, el ser humano permanentemente va en busca de la aprobación, aceptación y el buen consentimiento de la sociedad, nunca siendo realmente “lo que se es”, mostrándose de acuerdo a la situación. En nuestras cocinas sucede lo mismo, nuestros cocineros andan mas preocupados por la composición visual del plato y del restaurante, que por el sabor mismo. Esta es la reflexión de este articulo ni mas, para que entendamos que en ambas caras todo nace desde adentro y finalmente se exterioriza a través de nuestros sentidos, sin buscar ese Famoso Visto Bueno. Todo lo que hacemos como cocineros para desarrollar un nuevo plato contienen un conjunto de experiencias, conocimientos, creatividad, pasión y sobre todo ese toque interior. Todo lo que se desarrolla sin preocupación o expectativa, sin pretensión, les aseguro que es el mejor plato, sin tanta bulla. La finalidad es hacer felices a los demás. Sin perder nuestra esencia.

Desempolvemos entonces las sufridas cacerolas y sartenes y pongamonos a cocinar de verdad, de forma natural, sostenible y respetuosa con nuestras raíces, que nunca debimos haber dejado.

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